AMOR ANIMI ARBITRIO SUMITUR, NON PONITUR.
Elegimos amar, pero no podemos elegir dejar de amar.

Publio Sirio

SiempreConmigo...

domingo, 27 de noviembre de 2011

LA TREGUA / Mario Benedetti


Miercoles 10 abril
Avellandeda tiene algo que me atrae. Eso es evidente, pero ¿qué es?




Martes 16 de abril
Sigo sin averiguar qué es lo que me atrae en Avellaneda. Hoy la estuve estudiando. Se mueve bien, se recoge armoniosamente el pelo, sobre las mejillas tiene una leve pelusa, como de durazno. ¿Qué hará con el novio? O mejor ¿Qué hará el novio con ella? ¿Jugarán a la parejita decente o se calentarám como cualquier hijo de vecino? Pregunta clave para un servidor: ¿Envidia?

Sábado 20 de abril
¿Estaré reseco? Sentimentalmente, digo

Lunes 29 de abril
Aproveché la soledad y la escasez de trabajo para charlar un rato con Avellaneda. Hace unos cuantos dias que la notao apagada, casi triste. Eso si, le sienta la tristeza. Le afila los rasgos, le pone los ojos melancólicos, le hace más joven aún. Me gusta Avellaneda, creo que ya escribí esto alguna vez. Le pregunte qué le pasaba. Se acercó a mi mesa, me sonrió (qué bien sonríe), no dijo nada. "Hace unos cuantos dias que la noto apagada, casi triste", le dije, y a fin de que mi comentario tuviera el mismo equipo de palabras que mi pensamiento agregué, "Eso si, le sienta la tristeza". No lo tomó como un piropo. Solo se le alegraron los ojos melancólicos y dijo "Usted es muy bueno, Sr Santomé. ¿Por qué el "Señor Santomé", Dios mio? Habia sonado tan bien la primera parte. El Señor Santomé me recordó mi casi cincuentena, apagó inexorablemente mis humos, y solo me restaron fuerzas para preguntarleen tono fallutamente paternal: "¿el novio?". A la pobre Avellaneda se le llenaron los ojos de lágrimas, sacudió la cabeza en un gesto que parecia una afirmación, balbuceó un "perdon" y salió corriendo hacia el cuarto de baño. Yo quedé por un rato sin saber qué hacer delante de mis papeles; creo que estaba conmovido. Me sentí agitado, como hace mucho no me sentia. Y no era la nerviosidad corriente de alguien que ve a una mujer llorando o a punto de. Mi agitación era mía, solo mía; la agitación de asistir a mi propia conmoción. De pronto se hizo la luz en mi propio cerebro: ¡Entonces no estoy reseco!. Cuando regresó Avellaneda, ya sin lágrimas y un poco avergonzada, yo todavía estaba disfrutando egoistamente de mi novel desscubrimiento. No estoy reseco. No estoy reseco. Entonces la miré con gratitud, y como en ese momento regresaban Muñoz y Robledo, ambos nos pusimos a trabajar como obedeciendo a un secreto acuerdo

Jueves 2 de mayo
No quise hablar con Avellaneda. Primero, porque no quiero asustarla. Segundo, porque no sé realmente que decirle. Antes tengo que saber con precisión qué me está sucediendo. No puede ser que, a mis años, aparezca de repente esta muchacha, que ni siquiera es definidamente linda, y se convierta en el centro de mi atención. Me siento nervioso, como un adolescente, eso es cierto, pero cuando miro mi piel que empieza a aflojarse, cuando veo estas arrugas de mis ojos, estas varices de mis tobillos, cuando siento por las mañanas mi tos vejancona, absolutamente necesaria para que mis bronquios empiecen su jornada, entonces ya no me siento adolescente, sino ridículo.
...

Martes 7 de mayo
Hay dos procedimientos para abordar a Avellaneda: a) la franqueza, decirle aproximadamente "Usted me gusta, vamos a ver que pasa"; b) la fallutería, decirle aproximadamente "Mire, muchacha, que yo tengo mi experiencia, puedo ser su padre, escuche mis consejos". Aunque parezca increible, quizá me convenga mas el segundo. Con el primero arriesgo mucho y además todo está aún demasiado inmaduro. Yo creo que hasta ahora ella ve en mí a un jefe mas o menos amable y nada mas. Sin embargo, no es tan jovencita. Vienticuatro años no son catorce. En una de esas es de las que prefieren  los tipos maduros.
...
Antes de que le hable no puedo saber nada. Todo son cuentos que me hago. Es cierto, que a esta altura, estoy un poco aburrido de las citas a oscuras, de los encuentros en amuebladas. Hay siempre una atmósfera enrarecida y una sensacion de inmediatez, de cosa urgente, que pervierte cualquier clase de diálogo que yo sostenga con cualquier clase de mujer. Hasta el momento de acostarme con ella, sea quien sea, lo importante es acostarme con ella ; despues de hecho el amor, lo importante es irnos, volver cada uno a su cama particular, ignorarnos para siempre. En tantos y tantos años de este juego, no recuerdo ni una sola conversacion reconfortante, ni una sola frase conmovedora (mía o ajena) de esas que están destinadas a reaparecer después, quién sabe en que instante confuso, para terminar en alguna vacilacíón, para decidirnos a tomar una actitud que requiera una dosis minima de coraje. Bueno, esto no es totalmente cierto. En una amueblada de la calle Rivera, debe hacer unos seis o siete años, una mujer me dijo esta frase famosa: "Vos hacés el amor con cara de empleado"

Jueves 9 de mayo
En la oficina no puedo hablarle. Tiene que ser en otra parte. Estoy estudiando su itinerario. Ella se queda a menudo a comer en el Centro. Almuerza con una amiga, una gorda que trabaja en London Paris. pero después ella se separa y va a tomar alguna cosa en un cafe de Veinticinco y Misiones. Tiene que ser un encuentro casual. Es lo mejor.

HAY DEMASIADOS POZOS COMO ESTE...

NI OLVIDO NI PERDON
MEMORIA Y JUSTICIA YA


video fotografico en el k podemos apreciar distintas fotografias del pozu y de su famoso tejo
En Peña Mayor -además del mencionado Concejo de Laviana-: confluyen los de San Martín del Rey Aurelio y el de Bimenes. Así como el de Nava e Infiesto por la otra vertiente ... Por esta Época (2º Lustro del Siglo XX), la minería del carbón era la principal actividad industrial de estos Municipios. En ellos, el socialismo echó profundas raíces desde sus comienzos. Y el Sindicato Minero de la Unión General de Trabajadores, tiene acrisolada trayectoria. Motivo por el cual, pensó el fascismo que debía golpear aún más duro, eligiendo a vecinos de estos Municipios como víctimas para seguir implantando su régimen de terror ... Así es como, a las macabras LEYENDAS de la antigüedad, se unen ahora hechos, desdichadamente ciertos...

En los primeros días del mes de Abril de 1.948, las Fuerzas represivas del franquismo iniciaron la captura de trabajadores en sus respectivos domicilios, y lugares de trabajo -o en el trayecto-; principalmente, por la noche, reuniendo a 22. Número que tampoco puede precisarse con exactitud. Ya que las "Desapariciones" eran frecuentes en aquella Época; sin que hubiera otra información que la de boca y oído ...
No obstante, el número de 22 figura como más posible de las personas asesinadas el 13 de Abril de 1.948 en el POZU FUNERES. Hechos prisioneros en los lugares de la Ferrería, Barredos y Soto, de Laviana; San Andrés, de San Martín del Rey Aurelio; e Infiesto y Bimenes ... Reunidos en una Cabaña, son conducidos al Pozu Funeres; siendo en todo momento torturados ... Y una vez ante la sima del Pozo, arrojados al fondo. Quedando algunos con vida; ya que un pastor sintió los lamentos que salían del interior, algunos días después. Lo cual, hizo que los ASESINOS volvieran y derramaran cal y gasolina dentro de la sima; incendiándola con dinamita ... Y durante algún tiempo, no permitieron el paso por aquellos parajes a ningún visitante. Ni siquiera a los habituales pastores de la Zona.
El crimen fue denunciado por los socialistas; que, desde la clandestinidad, elaboraron un INFORME donde figuraban datos personales de las víctimas ... El mencionado Informe figura impreso en varias publicaciones, transmitido por la Dirección del PSOE en el exilio ... Los pormenores de estos hechos aún pueden narrarlos: testigos directos, hijos y hermanos de las víctimas.

Ésta es la oficial REFERENCIA difundida por la FUNDACIÓN BARREIROS, en 1.984. De cuyo textual contenido en el relato, recogido al pie de la letra: doy FE con el presente escrito.

http://www.foroporlamemoria.info/documentos/2005/verdad_27072005.htm

jueves, 24 de noviembre de 2011




LOVE IS A LOSING GAME

For you I was a flame
Love is a losing game
Fire storey fire as you came
Love is a losing game

Why do I wish I never played
Oh what a mess we made
And now the final frame
Love is a losing game

Played out by the band
Love is a losing hand
More than I could stand
Love is a losing hand

Self professed... profound
Till the chips were down
...know you're a gambling man
Love is a losing hand

Though I'm rather blind
Love is a fate resigned
Memories mar my mind
Love is a fate resigned

Over futile odds
And laughed at by the gods
And now the final frame
Love is a losing game

martes, 22 de noviembre de 2011

RAYUELA capítulo 7


" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua."
                                                JULIO CORTAZAR

domingo, 20 de noviembre de 2011

MUNDO

Los únicos interesados en cambiar el mundo 
son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.
SARAMAGO

sábado, 19 de noviembre de 2011

JULIO CORTAZAR y CRISTINA PERI ROSSI

" Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda

enamorada de ese guante
que vive en la derecha."


Poemas de amor escritos por Julio Cortázar para CRISTINA PERI ROSSI, un gran amor que lo animó durante varios años, pero nunca correspondido más allá de la amistad, por la diferente opción sexual de la escritora.











Cinco poemas para Cris
1.
Ya mucho más allá del mezzo
camin di nostra vita
existe un territorio del amor
un laberinto más mental que mítico
donde es posible ser
lentamente dichoso
sin el hilo de Ariadna delirante
si espumas ni sábanas ni muslos.
Todo se cumple en un reflejo de crepúsculo
tu pelo tu perfume tu saliva.
Y allí del otro lado te poseo
mientras tú juegas con tu amiga
los juegos de la noche.
2.
En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los huebiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.
3.
Sé muy bien lo que ganas
cuando te pierdes en el goce.
Porque es exactamente
lo que yo habría sentido.
4.
(La justa errata)
habernos encontrado al final del día
en un paseo púbico.
5.
(Me gustaría que creyeras
que esto es el irrisorio juego
de las compensaciones
con que consuelo esta distancia.
Sigue entonces danzando
en el espejo de otro cuerpo
después de haber sonreído
apenas
para mí).

Otros cinco poemas para Cris
1.
Todo lo que precede es como los primeros momentos de un encuentro después de mucho tiempo: sonrisas, preguntas, lentos reajustes.
Es raro, me pareces menos morena que
antes. ¿Se mejoró por fin tu tía abuela? No, no me gusta
la cerveza. Es verdad, me había olvidado.
Y por debajo, montacargas de sombra, asciende despacio otro
presente. En tu pelo empiezan a temblar las abejas, tu mano
roza la mía y pone en ella un dulce algodón de humo. Hueles
de nuevo a sur.
2.
Tienes a ratos
la cara del exilio
ese que busca voz en tus poemas.
Mi exilio es menos duro,
le sobran las defensas,
pero cuando te llevo de la mano
por una callecita de París
quisiera tanto que el paseo se acabara
en una esquina de Motevideo
o en mi calle Corrientes
sin que nadie viniera
a pedir documentos.
3.
A veces creo que podríamos
conciliar los contrarios
hallar la centritud inmóvil de la rueda
salir de lo binario
ser el vertiginoso espejo que concentra
en un vértice último
esta ceremoniosa danza que dedico
a tu presente ausencia.
Recuerdo a Saint-Exupéry: "El amor
no es mirar lo que se ama
sino mirar los dos en una misma dirección".
Pero él no sospechó que tantas veces
los dos mirábamos fascinados a una misma mujer
y que la espléndida, feliz definición
se viene al suelo como un gris pelele.
4.
Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha.
5.
Ratoncito, pelusa, medialuna,
calidoscopio, barco en la botella,
musgo, campana, diáspora,
palingenesia, helecho,
eso y el dulce de zapallo,
el bandoneón de Troilo y dos o tres
zonas de piel en donde
hace nido el alción,
son las palabras que contienen
tu cruel definición inalcanzable,
son las cosas que guardan las sustancias
de que estás hecha para que alguien
beba y posea y arda convencida
de conocerte entera,
de que sólo eres Cris.

Cinco últimos poemas para Cris
1.
Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor.
2.
Anoche te soñé
sacerdotisa de Sekhmet, la diosa leontocéfala.
Ella desnuda en pórfido,
tú tersa piel desnuda.
¿Qué ofrenda le tendías a la deidad salvaje
que miraba a través de tu mirada
un horizonte eterno e implacable?
La taza de tus manos contenía
la libación secreta, lágrimas
o tu sangre menstrual, o tu saliva.
En todo caso no era semen
y mi sueño sabía
que la ofrenda sería rechazada
con un lento rugido desdeñoso
tal como desde siempre lo habías esperado.
Después, quizá, ya no lo sé,
las garras en tus senos, colmándote.
3.
Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca
cuando nos despedimos en tu hotel
después de un amistoso recorrer la ciudad
y un ajuste preciso de distancias.
Creí por un momento que me dabas
una cita futura,
que abrías una tierra de nadie, un interregno
donde alcanzar tu minucioso musgo.
Circundada de amigas me besaste,
yo la excepción, el monstruo,
y tú la transgresora murmurante.
Vaya a saber a quién besabas,
de quién te despedías.
Fui el vicario feliz de un solo instante,
el que a veces encuentra en su saliva
un breve gusto a madreselva
bajo cielos australes.
4.
Quisiera ser Tiresias esta noche
y en una lenta espera boca abajo
recibirte y gemir bajo tus látigos
y tus tibias medusas.
Sabiendo que es la hora
de la metamorfosis recurrente,
y que al bajar al vórtice de espumas
te abrirías llorando,
dulcemente empalada.
Para volver después
a tu imperioso reino de falanges,
al cerco de tu piel, tus pulpos húmedos,
hasta arrastrarnos juntos y alcanzar abrazados
las arenas del sueño.
Pero no soy Tiresias,
tan sólo el unicornio
que busca el agua de tus manos
y encuentra entre los belfos
un puñado de sal.
5.
No te voy a cansar con más poemas.
Digamos que te dije
nubes, tijeras, barriletes, lápices,
y acaso alguna vez
te sonreíste.

jueves, 17 de noviembre de 2011

LAS EDADES DE LULÚ


L'amore conta. Sembrava inutile fino a ieri.


"Salimos a la calle. Hacía un día estupendo, frío y limpio, el sol no calentaba, pero hacia compañía. Le pedí que me llevara a la puerta del colegio porque tenía que ver a Chelo, prepararme una coartada antes de volver a casa. El condujo en silencio todo el tiempo, yo tampoco tenía ganas de hablar, pero cuando se detuvo al otro lado de la calle, enfrente de la verja, se volvió hacia mí.
- Quiero que me prometas algo -su voz se había vuelto grave de repente.
Asentí con la cabeza, él hizo una pausa.
- Quiero que me prometas que, pase lo que pase, recordarás siempre dos cosas. Dime que lo harás.

Volví a asentir, estaba muy intrigada, casi preocupada por el tono en que me hablaba.
- La primera es que el sexo y el amor no tienen nada que ver.
- Eso ya me lo dijiste anoche.
- Bien. La segunda es que lo de anoche fue un acto de amor -me miró a los ojos y los suyos eran tan negros, tan brillantes como nunca los había visto antes-. ¿De acuerdo?
Me paré a meditar unos segundos, pero fue inútil. No sabía qué quería decir con todo eso.
- No te entiendo.
- No importa, prométemelo.
- Te lo prometo.
Entonces volvió a ser el Pablo de antes, el de siempre.  Me sonrió, me dió un beso en la frente, me abrió la puerta y se despidió de mí.
- Adiós, Lulú. Sé buena, y no crezcas.
No entendí absolutamente nada y volví a sentirme mal, como un corderito blanco con un lazo rosa alrededor del cuello. Como no sabía qué decir, al final, salí sin decir nada. Vi a Chelo, y ella me vió a mi, se quedó mirándome con extrañeza mientras el coche Pablo se perdía entre centenares de coches, abandonándome a la especie más cruel de la incertidumbre.
- Pero tú, ¿de dónde sales? -Chelo estaba asombrada y entonces pensé que a lo mejor se me notaba en la cara, que me había cambiado la cara.
La cogí del brazo, comenzamos a andar en dirección a casa  y se lo conté, se lo conté a medias, omitiendo la mayor parte de los detalles, ella me miraba con ojos de alucinada, intentaba interrumpirme, pero yo no se lo permitía, ignoraba sus constantes exclamaciones y seguía hablando, hablé hasta llegar al final, y a medida que hablaba desaparecía aquella desagradable sensación, volvía a estar contenta, y satisfecha conmigo misma."

ALMUDENA GRANDES, Las edades de Lulú.


   

martes, 15 de noviembre de 2011

“ There’s A Hole In My Sidewalk “


Autobiography in Five Short Chapters


Chapter 1
I walk down the street.
There is a deep hole in the sidewalk.
I fall in.
I am lost… I am helpless.
It isn’t my fault.
It takes forever to find a way out.


Chapter 2
I walk down the street.
There is a deep hole in the sidewalk.
I pretend that I don’t see it.
I fall in again.
I can’t believe I am in this same place.
But, it isn’t my fault.
It still takes a long time to get out.


Chapter 3
I walk down the same street.
There is a deep hole in the sidewalk.
I see it is there.
I still fall in … it’s a habit … but, my eyes are open.
I know where I am.
It is my fault.
I get out immediately.


Chapter 4
I walk down the same street.
There is a deep hole in the sidewalk.
I walk around it.


Chapter 5
I walk down another street.

Portia Nelson’s “There’s A Hole In My Sidewalk

QUIERES FOTOGRAFIARME DESNUDA, VERDAD. . . ?



Bert Stern, la última persona que retrató a Marilyn Monroe, recuerda el impacto profesional y emocional que tuvo la sesión de su vida. Todo un festín erótico que no gustó a 'Vogue' en su día, hace ahora 50 años. "Olvidé que estaba casado. Estaba enamorado", confiesa. "Era mucho más guapa de lo que esperaba.



Parecía un buen principio. Era jueves, 21 de junio. En Los Ángeles hacía calor, pero ella había querido esa ciudad y él cruzó el país para encontrarla en el hotel Bel Air, suite 261. Él reservó allí sin saber que era uno de sus hoteles favoritos. De Nueva York llevó vestidos, pañuelos, collares. Y encargó tres botellas de Dom Pérignon. La esperaron cinco horas,él y su champán. Y Marilyn apareció, sonriente, esbelta, casi transparente, "hermosa, trágica y compleja", que diría él. Todo había empezado bien. No acabaría igual.


Porque Marilyn Monroe cumplió su tarea, y Bert Stern la suya. Aquel junio de 1962, la actriz posó para el fotógrafo con y sin ropa, rubia y morena, pensativa y a carcajadas. Pero nunca vio esas imágenes publicadas: el 5 de agosto aparecía muerta en su cama junto a un bote vacío de barbitúricos. "Entonces supe que mi historia de amor con Marilyn había acabado", explica Stern medio siglo después al recordar el adiós de su musa, de la que apenas mes y medio antes había tomado las 2.571 imágenes que cambiarían su carrera.
Aquellas fotos fueron bautizadas The last sitting (La última sesión). Ahora él desmenuza las impresiones acerca de la -por qué no- mayor estrella del cine en un libro editado por Taschen con muchas de esas imágenes del que solo hay 1.962 copias, a 750 euros cada una, con notas del dos veces Pulitzer y biógrafo de la actriz Norman Mailer. Stern da cuenta de ello en conversación telefónica desde Nueva York. "Es mi sesión más popular", repite incansable. "No sé si la mejor, pero la más popular. Soy el fotógrafo que hizo las últimas fotos de Marilyn Monroe"
Para Stern, por cuya cámara habían pasado Twiggy o Audrey Hepburn, la diva era un reto. Recién contratado por Vogue, volando a Roma para retratar a Elizabeth Taylor en Cleopatra, Monroe se cruza por su mente. Y consigue una cita. "Tenía una llamada de mi secretaria. 'Marilyn dice sí, Vogue dice sí. Los Ángeles. 21 de junio'. Hice las maletas".


Eran las primeras fotografías de Monroe para la revista. "Necesitaba descubrir algo no capturado", cuenta Stern en el libro. Richard Avedon le había hecho unas lujosas fotos para la revista Life, "estupendas para el mundillo, pero no íntimas. No daban ninguna sensación de quién era ella". Dispuso todo: intimidad, luz, complementos. Sin saber de cuánto tiempo dispondría ni el humor de la diva. Ella, al fin, apareció. "Olvidé que estaba casado, olvidé mi vida en Nueva York. Estaba enamorado. Era mucho más guapa y más fácil de trabajar de lo que esperaba".
El sol se ponía sobre California. Él preparó sus cámaras ("una Hasselblad en blanco y negro y una Nikon de 35 milímetros. Aún deben estar por mi apartamento") y preguntó con cautela de cuánto tiempo disponían. "¿Estás de broma?", replicó ella. "¡De todo el que queramos!". "Ya es mía", pensó Stern. Fotográficamente hablando.


Él le enseñó los complementos. "¿Quieres fotografiarme desnuda, verdad?". "Es una buena idea", dijo él, dudando si Monroe aceptaría. "No estarás exactamente desnuda, tienes un pañuelo". "¿Cuánto podrás ver?", inquirió ella. Depende de la luz, afirmó él. Norma Jean solo pidió una última opinión: a su peluquero, al que le pareció "una idea divina". Y descorcharon el Dom Pérignon.
Todo dependió de la luz. Una Norma Jean de 36 años, delgada pero curvilínea y sensual, se transparentaba bajo un pañuelo. "Estaba llena de ideas", asegura Stern. Las luces realzaban su piel transparente y su pelo de plata, las primeras arrugas bajo los ojos y los surcos de su boca. Y una marca en el costado, recuerdo fresco de una operación de vesícula. "Vi la cicatriz. Una imperfección que solo la hacía parecer más vulnerable y acentuaba la suavidad de su piel. Era de color champán, de color alabastro...Podías meter un dedo en su piel, como probar un merengue recién hecho".


Pero Stern no probó nada. "No discutimos de nada. Solo tomamos fotos, fue todo lo que hicimos", rememora por teléfono. Y descarta conspiraciones que aseguran que con la actriz había personal de seguridad e incluso algún miembro del clan Kennedy. "Estábamos nosotros, su peluquero y el hombre que le maquilló los ojos. Prefirió no llevar más maquillaje, solo se puso crema en la cara y el eye-liner. De su propio maquillaje". De fondo, All I have to do is dream, de The Everly Brothers. "Música de aquella época".
Hasta que amaneció. Monroe quedó contenta a medias con el trabajo. Ella misma tachó algunas de las pruebas de revelado que no la mostraban en la perfección deseada. Hay páginas con 24 negativos de los que se salvan apenas cuatro. A Vogue tampoco le convenció. ¿Y los vestidos y el glamour? Stern guardó sus inservibles contactos.


Modelo y fotógrafo se reencontraron con más ropa y una estilista para supervisar todo. Un vestido negro de Dior resaltaba la palidez de la estrella, que quiso jugar como la primera vez: peluca negra, camisa blanca, collar de perlas. Un abrigo de pieles que solo roza su cuerpo. Una cama medio deshecha. El mismo escaso maquillaje. Disparo a disparo, recuento final: 2.571 fotos.


"Su belleza estaba en su espíritu", explica él, con voz serena. "No creo que pudiera hacer una sesión así actualmente. La recreamos con Lindsay Lohan para New York Magazine, pero estaba copiando mis propias fotos. No hay nadie a quien desee fotografiar hoy. Las otras estrellas no son nada comparadas con Marilyn Monroe".
Cinco semanas más tarde, el mundo despedía a la chica de las tres botellas de champán. Ese 5 de agosto, Monroe llamó a Stern. "Nunca cogí esa llamada. Me lo contó alguien años después. Habría hecho todo lo que hubiera podido para ayudarla. Nunca imaginé ese final, jamás. Pensé que era feliz con su vida y su carrera", narra con abrumadora seriedad. Otras cinco semanas después salía Vogue, con 10 páginas sobre Marilyn, sus primeras en la revista y su despedida, apenas una muestra de esa intimidad. El resto aguardó 20 años en un cajón hasta que, en 1982, la revista Eros publicó las imágenes de esa Marilyn definitiva. Dieron la vuelta al mundo. 
La última sesión, la que comenzó con un encuentro entre dos desconocidos con cinco horas de retraso, un pañuelo transparente y una cicatriz se convirtió en la más sincera. Marilyn necesitaba sus 2.571 grandes despedidas.



María Porcel Estepa, revista del Sabado de EL PAIS
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Quieres/fotografiarme/desnuda/verdad/elpepucul/20111112elpepucul_1/Tes






domingo, 13 de noviembre de 2011

El libro de las despedidas

MARLANGO hold me tight















"Más cómo despedirse del Amor
si el amor siempre va conmigo donde vaya,
si es parte de mi cuerpo,
esencia de mi cuerpo,
esencia de mi esencia y de mi exilio,
y yo soy lo que soy tan sólo
por el amor que tuve y me tuvieron"

ANDRES ABERASTURI




sábado, 12 de noviembre de 2011

The mind is its own place and in itself can make heaven of hell and a hell of heaven.
John Milton

viernes, 11 de noviembre de 2011

Alga quisera ser, alga enredada...





Alga quisiera ser, alga enredada,
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.

Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.

Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento…

Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento
.

                                     ANGEL GONZALEZ


martes, 8 de noviembre de 2011



DECALOGO DEL ESCRITOR
 ANA MARIA MATUTE

El escritor nace, no se hace:
es una cuestión de ser o no ser

2
Escribir es también una forma de protesta. Casi todos los escritores comparten el malestar con el mundo.

Mientras haya un poeta, la poesía existirá.

4
Maestros, modelos, estudios nunca estorban y pueden ayudar; pero no crean.

5
Escribir es siempre muy difícil, sobre todo hacerlo de forma aparentemente sencilla.

6
Lo “políticamente correcto” casi nunca es literario.

7
 Para un escritor, no hay universidad ni escuela que enseñe lo que enseña la vida.

8
Escribir no es solamente una profesión y una vocación: es una forma de ser y de estar.

9
 Un libro no existe en tanto alguien no lo lea. Y nunca nadie lee el mismo libro.

10
 El día que yo piense que he escrito algo perfecto, estaré muerta (como escritora).

    
 



"...Al fin sucedió. Yo estaba en el café, sentado junto a la ventana. Esta vez no esperaba nada, no estaba vigilando. Levanté los ojos, y ella estaba allí. Como una aparición, o un fantasma o sencillamente - y cuanto mejor- como Avellaneda. "Vengo a reclamar el café del otro dia", dijo. Me puse de pie, tropecé con la silla, mi cucharita de café resbaló de la mesa con un escandalo que más bien parecía provenir de un cucharón. Los mozos miraron. Ella se sentó.Yo recogí la cucharita, pero antes de poderme sentar me enganché el saco en ese maldito reborde que cada silla tiene en el respaldo.  En mi ensayo general de esta deseada entrevista, yo no había tenido en cuenta una puesta en escena tan movida. "Parece que lo asusté" dijo ella, riendo con franqueza. "Bueno, un poco si" confesé y eso me salvó. La naturalidad estaba recuperada.
...
Entonces dije "¿Sabe que usted es culpable de una de las crisis más importantes de mi vida?". Preguntó: "¿Económicas?", y todavía reía. Contesté "No, sentimental", y se puso seria. "Caramba", dijo, y esperó que yo continuara. Y continué: "Mire, Avellaneda, es muy posible que lo que le voy a decir le parezca una locura. Si es asi, me lo dice nomás. Pero no quiero andar con rodeos: creo que estoy enamorado de usted". Esperé unos instantes. Ni una palabra. Miraba fijamente la cartera. creo que se ruborizó un poco. No traté de identificar si el rubor era radiante o vergonzoso. Entonces segui: " A mi edad, y a su edad, lo más lógico hubiera sido que me callase la boca; pero creo que, de todos modos, era un homenaje que le debia. Yo no voy a exigir nada. Si usted, ahora, o mañana, o cuando sea, me dice basta, no se habla mas del asunto y tan amigos. No tenga miedo por su trabajo en la oficina, por la tranquilidad en su trabajo, sé comportarme, no se preocupe. Otra vez esperé. Estaba alli, indefensa, es decir, defendida por mí contra mi mismo. Cualquier cosa que ella dijera, cualquier actitud que asumiera, iba a significar: "Este es el color de su futuro". Por fin no pude esperar más y dije: "¿Y?". Sonreí un poco forzadamente y agregué con una voz temblona que estaba desmintiendo el chiste que pretendía ser: "¿Tiene algo que declarar?". Dejó de mirar su cartera. Cuando levantó los ojos, presentí que el momento peor habia pasado. "Ya lo sabía" dijo. "Por eso vine a tomar café".
 
LA TREGUA, Mario Benedetti

Pasu XXI (L'home del espeyu)




                     Podría dicir mentires,
                     escribo,
                     sé cómo se fai.

                     Podría dicir que cada vez
                     que digo “tu” nun falo de ti,
                     falo d’otra,
                     anterior o postrera,
                     eso nun da más.
                     Si digo que m’enredé
                     na guedeya escura d’una muyer
                     que tenía’l pelo curtio y roxo,
                     podría facelo
                     de mou que me creyereis.

                     Si esplico cómo te follaba
                     indiferente
                     cada vez que te facía l’amor
                     cola mayor delicadeza,
                     incluso tu duldaríes.

                    Y agora, sicasí, equí,
                    enfrente del otru home,
                    el del espeyu,
                    cuento too esto y él conoz
                    ensiguida
                    que miento.
                                          Rubén d'Areñes 
                                          Los venticinco pasos (2008)
 

EL VIEJO Y EL MAR


- Yo conocí una sirena.
La voz del viejo sonaba firme a unos metros de mi lugar en la barra. Recorría con los ojos cada espacio del bar que le devolvía la mirada en silencio, casi vacío como estaba. Hablaba sin un claro interlocutor, como si su historia fuese para todos los que pudiésemos oírlo. Como si se contara a sí mismo su memoria, repasando una anécdota que no quería que la vejez y el alcohol hicieran caer en la inmensa nada cegadora del olvido.



- En realidad no es que la conociera... yo no fui quién llegó a conocerla. – se corrigió inmediatamente, arrepentido, tratando de ganarse con aquella honestidad repentina algo de confianza en su trasnochada audiencia.



A pesar de su aspecto descuidado, sus arrugas improvisando violentos relieves en su rostro y los ojos profundamente dolidos por la carga de los años, lo cierto es que el viejo no daba ni un poco de pena. No fue lástima lo que hizo que me acercara hasta él y que le pidiera al hombre detrás de la barra que llenara la copa del anciano. Tal vez fuera sólo curiosidad. A ciertas horas en que la noche misma comienza a debilitarse en su imperio de oscuridad, cuando el cansancio nos apresa pero se niega a arrojarnos a través del portal de la almohada, una historia puede ser más que bienvenida. Me acomodé junto al viejo notando que no era el único curioso que se había acercado de alguna manera para escucharlo mejor. Una pareja de borrachos sentados contra una pared se inclinaron al mismo tiempo hacia la barra, una muchacha sentada sobre su novio que dormía apoyado sobre la mesa también giró lentamente para prestar atención al anciano. Cuando se dio cuenta de que yo había visto su movimiento miró para otro lado pretendiendo no estar interesada. “Anda, abuelito, cuéntanos una buena historia” podríamos haberle dicho. Pero como era de esperarse todos escuchamos guardando silencio.



 “El que la conoció fue un joven... no supe su nombre.– bajó los párpados lentamente un momento, como si buscara acomodar los recuerdos para contarlos de la mejor manera posible. – Fue en Mar del Plata. Cinco años atrás. Pasaba varias noches bebiendo mientras caminaba por la arena hasta que encontraba un buen lugar para descansar y disfrutar el mar y las estrellas... o hasta que me costaba mantenerme en pie y me tiraba donde pudiera. Creo que esta fue una de esas noches, acostado entre las rocas de una escollera. El mar estaba particularmente tranquilo aquella noche, las olas que golpeaban a un par de metros nomás de donde yo estaba echado apenas alcanzaban a salpicarme.



Primero no lo escuché llegar. Será que estaba demasiado inmerso en mis propios pensamientos o que... bueno, mis sentidos estaban algo dispersos, ustedes entienden. No sé cuánto tiempo llevaba ahí sentado cuando comenzó a silbar y me di cuenta de su presencia.



De repente dejó de silbar y se hizo un hermoso silencio de noche junto al mar, más que roto yo diría acompañado por el suave estallido de las olas contra las piedras. Me pareció sentir que el muchacho se acomodaba o tal vez daba unos pasos hacia la punta de la escollera, cuando una nueva melodía resonó en el aire. Esta vez no se trataba del muchacho y aunque el sonido se sentía como un canto lo extraño era que no sonaba realmente como si proveniera de una voz. Como si se tratara de un extraño instrumento que más que imitar la voz humana la realzara de algún modo, le agregara una mística única, un encanto irrepetible.



Sentí como si todo mi cuerpo se despertara de algún modo, ahí echado entre las sombras, como si cada fibra de mi ser me urgiera a levantarme y correr hacia el origen de aquella dorada melodía. Pero el alcohol en la sangre me dificultaba reaccionar así que intenté disfrutar quieto un rato más. Escuché entonces como el joven en cambio no se resistía al hechizo aquel y saltando de roca en roca avanzaba por la escollera. Aproveché el momento para enderezar un poco mi cuerpo contra una roca de manera tal que pude asomarme para ver mejor lo que ocurría.



En el otro extremo de la escollera alcancé a ver una figura acostada sobre una piedra. Parecía como si tuviera una parte de su cuerpo bajo el agua. El joven se acercaba rápidamente cuando la canción llegó a su fin. Tuve que esforzarme un poco para entenderlo cuando comenzó a hablar:



- ¿Cómo hacés algo tan increíble? - el tono de su voz no se preocupaba en absoluto por ocultar su total fascinación.



 La misteriosa figura no respondió entonces. De algún modo supe que estaba sonriendo. Me odié por no poder estar lo suficientemente cerca para contemplar esa sonrisa.



- ¿Cómo te llamás? - insistió el muchacho.



- ¿Es eso lo que te interesa de mí? ¿Saber mi nombre? - No hace falta que diga que la voz que sonó era la de una mujer. Pero no una mujer cualquiera. Era la voz de la mujer. O algo más allá. Como si un sueño, un ideal, tomara forma entre las sombras y se corporizara en forma de un sonido, una palabra, un suspiro. Me estremecí en mi escondite, y si yo sentí eso a la distancia, mezclándose la voz con el ruido del mar y la suave brisa, no puedo entender cómo logró el joven mantenerse de pie y no caer sobre sus rodillas. Inmediatamente busqué la forma de acercarme un poco más, arrastrándome entre las sombras.



- No, no... claro que no. - se corrigió enseguida mientras daba un paso más hacia ella. - Es que quiero saberlo todo. Me preguntás qué me interesa, y después de haberte escuchado y viéndote ahora no puedo pensar en algo que no quiera conocer o compartir con vos.



Barato, muy barato, fue lo que sentí primero. Pero enseguida me di cuenta de que realmente sentía cada una de las palabras que decía. Y luego hasta sentí rabia de no ser yo el que estaba en su lugar, deseando que esas frases hubiesen salido de mi boca en lugar del aliento a vino que era todo lo que podía exhalar en ese momento, ese vino que sí había sido barato, muy barato.



- Hacía mucho que no cantaba... - dijo ella con voz suave, como si confesara un acto terrible. Y teniendo en cuenta la forma en que cantaba, había ciertamente algo de terrible en no hacerlo.



- ¿Por qué? - preguntó él, preocupado.



- No tenía ganas. No había nada que despertara mi espíritu a expresarse, y si él está dormido qué sentido tiene cantar..



- ¿Qué fue lo que te despertó esta noche entonces? ¿A quién le debo mi eterna gratitud?



- Tu rostro. Te vi y supe enseguida que te necesitaba, que mi cuerpo entero te deseaba.



Vamos, pensé entonces, no puede ser que sigas de pie. Arrodilláte de una vez. Pero eso no pasó. Todo lo que hizo fue dar un paso más hacia ella, que permanecía sentada sobre la última roca de la escollera, a un par de metros del muchacho. Aproveché aquel momento para acercarme un poco más, lentamente, y me acomodé una vez más entre unas piedras, oculto entre las sombras.



Y entonces la vi. (Cualquier cosa que intente decir para describir la perfección de su belleza estará a años luz de hacerle justicia, así que no voy a pretender que puedo describirla. De todos modos no hay forma en que ustedes hubieran podido imaginarla. )



- Soy tuyo. - fue todo lo que pudo decir. Entonces comprendí que aunque se sostuviera de pie, todo su ser ya estaba tendido a los pies de aquella misteriosa figura.



Dio dos pasos más hacia ella que mientras tanto extendió sus brazos ansiando el contacto de ambos cuerpos, el encuentro de dos mundos urgidos de unirse. Cuando sus dedos llegaron a tocarse el muchacho finalmente se dejó caer de rodillas frente a ella. Los brazos de ambos se enlazaron buscando sus espaldas, enredándose en un abrazo tierno y pausado. Cuando sus labios se encontraron algo cambió en el aire. El mar comenzó a rugir al tiempo que un frío viento empezaba a soplar con fuerza sobre la playa y las olas se violentaban contra las rocas. No sólo el clima y el mar se habían transformado.



Fue un movimiento sutil, casi imperceptible, sin dudas imposible de notar para el muchacho que estaba completamente sumergido en aquel hechizo. La sirena bajó su mano derecha recorriendo el cuerpo del muchacho, se volvió hacia atrás donde la perdí de vista un momento para elevarse luego sosteniendo una roca entre sus dedos que lucían como garras a la frágil luz de la luna. Sin detener el beso aquel bajó entonces la roca sobre la cabeza del joven que cayó de costado, inmóvil, probablemente inconsciente.



En ese momento pude ver su nuevo rostro, los ojos inyectados de una furia amarillenta, los dientes como infinitas hileras de colmillos reflejando la luz. Y su voz que sonó en un grito de horror que me aturdió hasta obligarme a taparme los oídos. Un grito acompañado por el ruido de la roca cayendo una y otra vez sobre el cuerpo del joven hasta golpear y destrozar sus huesos, bañando la roca con sangre y trozos de carne desgarrada.



Aún con el estómago revuelto, tiritando por el frío y la repulsión, no pude quitarle los ojos de encima ni un segundo. Contemplé cada mínimo movimiento de su cuerpo, observé cómo se retorcía sobre el cadáver destrozado, como lo arrastraba hacia el mar enganchándolo en una roca semi-hundida, como luego volvía sobre la escollera y lamía con los ojos cerrados de placer cada pequeño charco de sangre, devorando esos pequeños trozos que había desparramado por las piedras.



Cuando terminó de limpiarlo todo, dio la vuelta y serpenteó hasta zambullirse en el mar. Pensé que que eso había sido todo, pero antes de desaparecer volvió a la superficie una vez más y clavó sus ojos en el rincón donde yo estaba escondido. Me estremecí una vez más pero ya no por el espanto. Me di cuenta de que su rostro había vuelto a ser hermoso. Quise moverme, salir al descubierto, descubrirme convencido en mi necesidad de lanzarme hacia ella. Pero apenas moví un músculo la sirena sonrió y se sumergió por última vez llevando consigo el cadaver del muchacho.



El viento se detuvo en ese mismo instante pero puedo asegurarles que continué tiritando un largo rato más.”



El viejo le dio un sorbo a su trago.



- Esa es mi historia. – concluyó entonces.



La muchacha que había seguido su relato con atención llamó al mozo pidiéndole la cuenta y despertó a su novio. Los dos borrachos contra la pared se miraron y lanzaron una carcajada al únisono.



- Tuvo suerte, amigo. – le dije por lo bajo.



- ¿Suerte? ¡Ja! – rió burlonamente un segundo y luego permaneció quieto con la vista perdida al frente. – Si supieras cuántas noches volví a la escollera esperando que ella regresara a buscarme. Si lo supieras, muchacho...



Después sonrió con tristeza y bajó la vista, evidenciando un cansancio que iba más allá de la hora y la cantidad de recuerdos recobrados.





Pensé entonces que algunos tal vez prefieren morir por algo a lo que puedan llamar amor antes que acabar sufriendo el cansancio de estar vivo. Terminé mi trago sin decir una palabra. Y en silencio abandoné aquel lugar que sobrevivía inundado de nostalgias ajenas.

sábado, 5 de noviembre de 2011

" Tengo que pronunciar un discurso y yo no sé pronunciar discursos. Apelo, pues, a vuestra benevolencia y os ruego que aceptéis estas palabras mías como la expresión de lo único que soy capaz de hacer y de la única razón por la que he llegado hasta aquí: yo soy una contadora de historias. Por ello, desearía aprovechar esta ocasión tan extraordinaria para hacer un elogio, y acaso también una defensa, de la fantasía y la imaginación en la literatura, que son para mí algo tan vital como el comer y el dormir, y que opongo a la aridez de la actitud que tan a menudo nos rodea, que se niega a ver la dimensión espiritual de lo material.
Así, es mi intención invitaros, en este discurso mío tan poco erudito y tan poco formal, a ensayar una incursión en el mundo que ha sido mi gran obsesión literaria, el mundo que me ha fascinado desde lo más temprano de la infancia, que desde niña me ha mantenido atrapada en sus redes: el «bosque» que es para mí el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura y, a fin de cuentas, de la palabra.

Y desearía hacerlo bajo la invocación de «Alicia en el país de las maravillas», con los siguientes versos: «Recibe, Alicia, el cuento y deposítalo / donde el sueño de la Infancia / abraza a la Memoria en lazo místico, / como ajada guirnalda / que ofrece a su regreso el peregrino / de una tierra lejana».
El momento en que Alicia atraviesa la cristalina barrera del espejo, que de pronto se transforma en una clara bruma plateada que se disuelve invitando al contacto con las manitas de la niña, siempre me ha parecido uno de los más mágicos de la historia de la literatura, quizá el que ofrece un mito más maravilloso y espontáneo: el deseo de conocer otro mundo, de ingresar en el reino de la fantasía a través, precisamente, de nosotros mismos.

Porque no debemos olvidar que lo que el espejo nos ofrece no es otra cosa que la imagen más fiel y al mismo tiempo más extraña de nuestra propia realidad. Desearía, pues, exhortaros a participar, durante el breve tiempo de este atípico discurso, de la fascinación que sin duda constituye la cifra de mi obra, y acaso también de mi vida: la posibilidad de cruzar el espejo e internarse en el bosque de lo misterioso y de lo fantástico, pero también del pasado, del deseo y del sueño. No pretendo que abandonemos este mundo, nuestro mundo, sino tan sólo que nos aventuremos por unos instantes en los otros mundos que hay en éste."

ANA MARIA MATUTE, discurso de ingreso en la Real Academia Española de la Lengua
http://www.youtube.com/watch?v=43JkLiPegBA
la pelicula se llama EL LADO OSCURO DEL CORAZON
Los poemas son: -no te salves ( Mario Benedetti - recitado por el actor Dario Grandinetti ) -corazon coraza ( Mario Benedetti - recitado por el propio Benedetti pero en aleman)


CORAZÓN CORAZA
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.


Mario Benedetti



NO TE DETENGAS

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.

                                                        Walt Whitman.