AMOR ANIMI ARBITRIO SUMITUR, NON PONITUR.
Elegimos amar, pero no podemos elegir dejar de amar.

Publio Sirio

SiempreConmigo...

sábado, 21 de enero de 2012

Objetivo Voyeur

DITA VON TEESE

  
" Comenzaban a disiparse los rayos de luz del atardecer de aquel moribundo Abril de hace dos años, testigos de una larga e impaciente espera por verla aparecer por su cuarto, a la altura de mi despacho, en el edificio de enfrente.  En mis manos, una nueva Canon con la que pretendía capturar mejor su erotismo, su figura, su feminidad, y sus fantasías que tantas oleadas de placer me habían proporcionado entre las piernas a lo largo de los últimos meses.  Fantasías reflejadas en eróticas y excitantes fotografías que se iban acumulando en mi cajón, siempre dispuestas a hacerme soñar con recorrer su cuerpo, sus curvas, y disfrutar de un éxtasis mutuo tal y como ella, pícara o inocentemente, hacía...: a la vista del mundo...
  En el momento en que me excitaba observando fotos de días anteriores aún guardadas en la cámara, apareció en la penumbra de su habitación vestida con un vestido negro, muy  escotado, semiajustado a su cintura y con vuelo en la falda, dejando sus rodillas a la vista.  Su  pelo negro, actuando como velo en su ojo derecho, gemelo marrón esmeralda, ondulaba a su antojo,  provocativo, dándole a mi musa un aire muchísimo más erótico. Ese mismo aire que, si bien sonriendo me tocaría el corazón, mordiéndose el labio no alcanzaría más allá de mi entrepierna.


   Posó sus cosas en la mesita, y dándole la espalda al mundo, comenzó a bajarse la cremallera del vestido muy despacio sin estropearlo, sin saber (o no) que dos ojos indiscretos armados con obturador captaban el preciso momento en que asomaba el filo ardiente de su cintura mientras sus manos separaban el vestido de su cuerpo, deleitándome de nuevo con la imagen de perfil de su pecho, sugerente, abrazado por unas copas de encaje rojas que bien yo deseaba, -ya con mis ojos cerrados-, que fueran mis manos, sobándoselo con ganas mientras la punta de mi lengua recorriese el contorno de su oreja y jugase con ese huequecito tras su lóbulo..
   Mi cámara echaba humo, y bajo mis boxer había algo que no se quería quedar atrás. Capturé su silueta en la sombra, destacando sus formas, sus curvas, su culo en el momento en que su vestido liberaba su cuerpo dejando explotar mi líbido, provocándome una erección tan  evidente que ni mis vaqueros podrían tomar papel de disimulo...

   Me encantaba su culo... un tanga rojo decoraba su piel, con un triangulito que desaparecía entre sus nalgas, firmes, redondas, tremendamente atractivas, que no me daban más ganas que agacharme y empezar a comérselas, agarrándolas y abriéndolas para disfrutar como un loco de su trasero.. Mi erección cada vez hacía más presión sobre mis pantalones, pero aún no quería desnudarme...  quería más…
   Seguí fotografiando su culo, su mirada baja erotizada por la forma de su pecho… pero cuando empezó a mirarse ante el espejo, a acariciarse tiernamente y a poner todo tipo de posturas sexies ya no me pude aguantar y me empecé a sobar sobre mi ropa... estaba a mil, deseaba a esa mujer, no quería otra cosa en el mundo más que follármela… y entonces se dio la vuelta… y me dedicó la más pícara sonrisa que nadie me había ofrecido jamás…
 
   Dios... me ha visto…

   Ya por fin me animé… tantos meses de morbo sintiéndome observada, preguntándome qué tipo de fotos pueden estar en manos de ese tipo... y qué cosas hacía con ellas...me moría de la calentura solo de pensar en que le podría estar provocando...
No era la primera vez que le observaba tocarse y masturbarse mientras se creía que no le veía, amén de este espejo del que, embobado con mi culito, estoy segura que nunca se ha percatado...

Así que culito era lo que le iba a ofrecer... me arrodillé sobre la cama, con mi culo pegado a mis pies. Cerré los ojos imaginando qué podría estar haciendo ahora mismo, como se podría estar sintiendo, y cómo de dura la tendría bajo los pantalones... Lo imaginé mientras subía mis  dedos por mi vientre, acercándome al pecho, a los pezones que me presionaban el sujetador... Me acaricié, moviéndome levemente, dándole una instantánea perfecta de erotismo y lujuria; quería su entrepierna a mil...
Me sentía un objeto de deseo, una musa, su diosa... y me lo iba a jugar todo a doble o nada... Abrí los ojos y a través del espejo le vi tocándose por encima del pantalón, cogiéndosela, y noté como empezaba a mojar mi tanguita. Sentada sobre mis pies, me acaricié un poquito una nalga mientras tiraba del tirante izquierdo de mi sujetador. Qué lástima, tío, que aún no puedas ver  como asoma este pezoncito... y qué lástima, tía, que no puedas estar sintiendo su lengua vagando por tu tanga.

DITA VON TEESE
   La simple idea de tenerle aquí debajo, lamiéndome sobre mi ropa interior me puso a cien.Terminé de quitarme el sujetador y lo tiré al suelo, que es donde mejor está la ropa cuando uno sueña o juega con su propio cuerpo o ajeno, y me acaricié el pecho echando mi cabeza hacia atrás. Jugué con mis pezones y entre mis piernas la almohada hacía el papel de juguete, cuyo roce me estaba volviendo loca. Luego me di cuenta de que me pondría más aún si tuviese su cámara delante, y no detrás… así que decidí regalarle una gran foto.
Salí de la cama y me fui derecha a la ventana... ahí me quedé mirándole, y él me miró sin moverse un centímetro. Le hice un gesto pidiéndole una foto, y con mi pelo tapándome un ojo, puse cara de pícara, mordiéndome en labio inferior, y me metí la manita bajo el tanga mientras que con mis antebrazos juntaba mis tetas... No tardó ni un minuto en empezar a tomar instantánea de lo que estaba haciendo, mientras notaba su tremenda erección muy a pesar de sus pantalones. Acariciándome el pecho, dejándole ver bien como me pellizcaba los pezones, ardía en ganas de que se quitara esos putos pantalones y poder ver como se la estaba poniendo... La deseaba ahora mismo en mi culito mientras que fueran sus manos las que me acariciasen bajo el tanga y el pecho, dejándome llevar por la sensación de su dureza y su tacto, de su lengua por mi cuello...
   Y, como bien dije… culo era lo que le iba a dar. Me di la vuelta y empecé a bajarme la braga chorreante despacito provocadoramente, mirándole de reojo. No dejaba de hacer fotos, y empezaba a desabrocharse los vaqueros. Juguetona, me lo dejé a la altura de los muslos, y me comencé a acariciar las nalgas, abriéndolas, dándome algún que otro cachete… Por el espejo veía como se metía la mano bajo los negros y ajustadOS boxers por los cuales asomaba un jugoso glande, el cual se acariciaba sin soltar la cámara y sin dejar de fotografiarme el culo, metiéndose aún la mano y empezando a tocarse...

   Le seguí el ritmo: me acaricié el culo antes de bajar mi mano a mi chochito. Mojado como el que más, no tardé en empezar a tocame, rozando con mis dedos un clítoris que la situación me había puesto tan duro como su polla, ahí entre su mano, volviéndome loca de ganas de tenerla en cualquier sitio menos al otro lado de la calle...
Me semi-tumbé sobre la cama mostrándole bien ofrecido mi culo, aún con mi tanga por los muslos, deslizándose lentamente hacia el suelo, y me dejé llevar completamente por el juego de manos entre mis piernas, poniéndome más cachonda por momentos mientras por el espejo podía ver perfectamente su erección en toda su plenitud, su mano cada vez más vivamente juguetona, y la cámara ya fuera de vista, apoyándose en su mesa sin quitarme un ojo de encima… sin duda alguna con todas las ganas del mundo de entrarme por detrás..
¿Es eso lo que quieres, voyeur cabrón? Mucho espiar... pero ¿tendrás las agallas de ponerme a cuatro patas como es debido?

   Mi calentón ya no era solamente sexual, que era muy grande. Me estaba enfadando porque le deseaba a horrores venir corriendo a mi casa y follarme así, a cuatro patas, a la vista del mundo... y cuando más lo imaginaba, cuanto más lo deseaba, más mojada y excitada me sentía y parecía repercutir en su propio calentón. Cada vez se masturbaba con más ganas, con más deseo, le veía gemir y yo ya no podía más... no podía más, me iba a correr y todo mi cuerpo se estremecía; agarrándome una teta con fuerza empecé a sentir como me fallaban las piernas, mi dedo frenético y su imagen a través del espejo me iban a dar un orgasmo que no tenía desde hacía tiempo... 
   Casi sin darme cuenta y a punto de explotar, me vi frente a él con las piernas abiertas y únicamente apoyada con mi culo sobre la cama, compartiendo con él mi vicio onanístico del día. Él gemía y se masturbaba con locura, y eso me iba a dar un riquísimo éxtasis que no tardaría en llegar. Gemí como una perra mientras le veía correrse con mi imagen, conmigo, con su musa… y entre mis piernas explotó un placer que tardaría, o no, en volver a suceder...
   Y allí en mi cama, rendida, exhausta, me quedé hasta que la oscuridad corrió un velo entre los dos…

... Al día siguiente, encontré su carta bajo la puerta.
“Tengo unas fotos para ti, te espero mañana hacia las 8 en la playa, escalera 5...” 
No sé quien tenía más ganas, si mi entrepierna o yo. Desde lo de hacía dos días atrás, llevaba casi sin dormir pensando en cómo excitarla, cómo ponerla a mil y follármela locamente. La deseaba desde hacía meses y hoy tenía la intención de cumplir mi fantasía.

   Me tiré en la toalla cuando ya faltaba poco para empezar a atardecer, tomándome una birra que había cogido por el camino. Llegaba tarde, y aunque si bien era algo que no me extrañaba, me impacientaba y me preguntaba si al final vendría. Si se atrevería, o si solo quedaría en un juego en la mente que no se volvería realidad.

   Y allí apareció... contoneando su figura mientras bajaba por la escalera, con un bikini estampado muy sexy y un pareo rollo hippie muy bonito. Su pelo, recogido en una coleta, me trajo la posibilidad de atacarle al cuello sin molestia... No pude evitar sonreír por ello, no por verla llegar. 
Sus piernas me estaban volviendo loco. Muy atractivas, pensaba en como podría recorrerlas  con mi lengua hasta colarme bajo el pareo, y ya que llevaba bikini... no pasaría nada por mojarse.
Se acercó y me dedicó un hola tan agradable y simpático, que por unos segundos dejé mi vicio y mi lado lascivo de lado, para devolverle el gesto, tomándole la mano para que se sentara junto a mí.

 “¿Un porrito?”
Compartimos unas caladas mientras el sol se iba difuminando en el horizonte, dando paso a la incertidumbre entre el día y la noche. El relax del colocón y del sonido del mar nos llevó a una conversación que difícilmente ninguno de los dos creía posible. Hablamos sobre nuestras vidas, sobre nuestras preocupaciones, pero en el fondo ambos pensábamos en follarnos el uno al otro ya mismo, aún a pesar del desahogo personal que estábamos experimentando. 
Nos levantamos y comenzamos a caminar. Me contaba su vida, su día a día, su estrés y agobio y la infelicidad de su trabajo. Y los problemas con su novio… sus vacíos.  Pero, -la verdad-, tanto problema y tanta movida empezaba a rallarme... Me gustaba escucharla, y la quería ayudar, pero...
    Decidí callarla arrimándola contra el muro de la playa, besándola con las ganas que llevaba meses acumulando y agarrándole por las nalgas, por la base, fuerte, abriéndoselas, mientras ella levantaba su pierna abrazando las mías, ayudándome a abrirse aún más. Colando mis dedos bajo su braga, rozándole la entrada de su chochito, y contestándome ella con sus gemidos y su mano colándose bajo mis pantalones al tiempo que mantenía su labio mordido, mirándome lascivamente.
   Nos besábamos, cachondos, mientras me sobaba ella la entrepierna, que crecía cada vez más en su mano, correspondiéndola con la mía subiendo por su vientre hasta su pecho, pellizcando esos pezones que ella misma se pellizcaba, pícara, ante su ventana. Y con su mano pajeándome lentamente y mi dedo entrando levemente por su coñito, me gimió un “métemela” al que no pensaba hacer caso... Demasiado tiempo esperando este momento  como para terminarlo así de pronto...
   Se decidió a desabrocharme los pantalones, sacándomela, tirando levemente hacia abajo de mi ropa... Se entretuvo en mi glande, jugueteando con su dedo mientras le comía el cuello y la oreja… y allí, sobre la arena, arrinconada en el muro, sintió cómo mi mano la correspondía bajo su braga, dando un gemido de placer al entrar mis dedos en su vagina.

  “¿Qué fotos me has traído?”
   La masturbé mientras me miraba pidiéndome que no parase, que siguiera. Comencé a jugar con su clítoris, rozándolo y presionándolo mientras ella no paraba de pajearme.
  “Unas que quizá te hagan sorprenderte por lo sexy y erótica que puedes llegar a resultar.”
   Me agaché y comencé a besar y lamer sus muslos, subiendo tranquilamente mientras ella acariciaba mi cabeza. Si había o no quien estuviera presenciando la escena no era algo que a ninguno de ambos nos importase. Y si había, tenía su punto.
El olor a excitación de su bikini me hizo ponerme a cien. Pasé despacio mi lengua por su braga mojada, subiendo mis manos por sus muslos hasta agarrarle las nalgas, abriéndolas, colando mis dedos nuevamente bajo su ropa. Agarré con mis dientes su chochito mientras ella me  pedía más, agarrándome por el pelo, y succioné la humedad que impregnaba la tela de su modelito...
   Apartó su braga, y yo colé mi lengua entre sus labios... acaricié su vientre, subiendo mi mano hasta su pecho por debajo del bikini, sobándole las tetas y pellizcando sus ya duros pezones. Me entretuve, acariciándola, agarrándole aquellos maravillosos pechos mientras me deleitaba saboreando su mojada y caliente entrepierna, metiéndole mis dedos mientras lamía, mordía y succionaba tanto los labios como su clítoris. Tan hinchado, tan jugoso, tan apetecible que pasaba el tiempo sin que pudiera dejar de chupárselo, mientras ella gemía cada vez más rápido, sin poder evitar mover su cuerpo al ritmo que mi lengua y mi boca trataban de acompañar.
   Le hice darse la vuelta. Besé su espalda, se la arañé y bajé su braguita poco a poco... Acaricié su culo, rozando levemente la punta de mi lengua, ya con su ropa por los tobillos. Se apoyó en el muro, dejándose llevar por la sensación de mi lengua recorriendo sus nalgas y mis dedos jugando con el poquito vello de su ingle. Abrí sus nalgas y pasé mi lengua entre ellas despacio, agarrándoselas duro, con ganas, llegando con mi lengua casi nuevamente a su muy ya mojado coño.
   Me fui levantando poquito a poco, llevando mi lengua por su espalda, por su columna y costados, mientras mis manos recorrían sus muslos, subiendo por su vientre, terminando en su pecho al tiempo que mi lengua alcanzaba sus hombros. Me pegué a ella, que gimió al notar mi polla dura rozándose por sus nalgas. Acariciando su pecho, sobándoselo con deseo, pellizcando y rozando sus pezones me entretuve por su cuello, lamiéndoselo y comiéndoselo, terminando la faena por su oreja. Aproveché para susurrarle: “hoy eres toda mía...”
   Ella movía su culo, rozándose en mi entrepierna. Le acariciaba el abdomen, la ingle y a ratitos su coño sin dejar de morderle la oreja mientras ambos gemíamos, amén de no dejar sin acariciar ni un centímetro de su pecho. Cada vez estaba más excitado, cada vez la tenía más ganas pero aún no… aún no era el momento... 

-“¿Has fantaseado con esto?” 
-“Todas y cada una de las veces que te masturbaste ante mí...”
   Se dio la vuelta y me arañó el pecho abrazándome con su pierna, pegándome contra ella. Mi polla rozando su abdomen, su ingle, ella se movía atacando mi boca con una lujuria indescriptible. La cogí en cuello mientras ella me abrazaba con sus piernas y la apoyé contra el muro. Me movía, rozándome contra ella mientras nos comíamos la boca con todas las ganas acumuladas mes a mes, fantasía tras fantasía, foto tras foto...
   Noté en mi punta la humedad que emanaba por su calentura... pero no, aún no. Ella gemía, se dejaba caer, la quería notar dentro de sí, pero yo no quería aún. La quería desesperada por follarme después de tanto tiempo jugando conmigo, habiendo jugando con mis ganas. 
   Sus manos agarraban mi pelo, arañaban mi espalda.
   -“Fóllame.”
   -“No”
   Sin darme cuenta ya la tenía en cuclillas, cogida a mi polla mientras me besaba y lamía el vientre.
   Me miraba mordiéndose el labio con su pelo tapándole un ojo, lo que hizo ya ponérmela completamente dura. Empezó lamiéndome despacio desde los testículos, hasta que alcanzó el glande, entreteniéndose con mi frenillo. Volviéndome loco, se la metió en la boca y pude disfrutar de la maravillosa sensación de su lengua y del piercing que utilizaba juguetona, mientras yo, agarrando con suavidad su moreno pelo y apoyado contra el muro, disfrutaba enormemente al tiempo que me movía adelante y atrás, leve e inconscientemente, gimiendo en medio de aquella playa que no podíamos asegurar estuviera desierta.  

   No podía más y le quería volver loco con la mamada de su vida. Me encantaba tenerle así, rendido, excitado, sin más ganas que metérmela sin dilación y notarla plena y dura saliendo y entrando entre mis piernas. 
   Se movía queriendo metérmela y sacármela de la boca, pero yo no le dejaba. La succionaba y se la mordía, toda mía, arañándole el vientre y el culo mientras mi piercing jugaba con su frenillo, lo que estaba comprobando que le rendía, que le hacía mío, que le ponía tan cachondo que o hacía algo ahora mismo o terminaría en mi boca.  

   Eso me mató. Ya no lo podía aguantar, la sensación de la punta de su lengua y su piercing en mi frenillo y mi glande me llamó a tomar cartas en el asunto porque ya no podía ni un minuto más...
La hice levantarse y la puse cara a la pared. Ella me ofreció su culito, moviéndolo mientras me provocaba esperando a que terminara de ponerme el condón. Le di un cachete y le abrí las nalgas, y sonreí al ver su cara de cachonda mordiéndose el labio, semiescondida tras su pelo. 
   Se la metí entera, dejándola dentro y empujando mientras arañaba su espalda llevando mis manos hacia su pecho. La acaricié pellizcando sus pezones mientras, por fin, me la follaba, metiéndosela rápido y profundo. Ella gemía mientras yo aceleraba el ritmo, y llevé mi mano a su boca, chupándome un par de dedos que utilicé para bajar a su coño y rozarle vivamente el clítoris, sin dejar de jugar con sus pezones con mi otra mano.
   Seguimos así un ratito, follando, gimiendo, disfrutando, jadeando, ausentes completamente de lo que pudiera estar aconteciendo a nuestro alrededor. Tampoco nos importaba. Le di una embestida dura que la hizo medio gemir medio gritar y se la saqué despacito, pidiéndole que se tumbara sobre la toalla. 
Hizo lo que le pedí, tumbándose de lado, flexionando su pierna para dejarme vía libre a su interior. Me coloqué encima de ella penetrándola profundamente de nuevo, pero comenzando a follarla con más ganas, más vivamente. 
-“¿Que ganitas tenías eh, cabroncete?”
-“Que bonita sería una foto con esa carita que tienes ahora, tan caliente...”

   Comencé a recordar, mientras la penetraba con más y más ganas, todas esas instantáneas,  todas sus posturas, sus provocaciones, todas mis pajas fantaseando con poseerla algún día en mis tardes y noches, observándola desnudarse y excitarse en su mundo, correrse mientras mi cámara no perdía detalle… y mi cuerpo comenzó a sentir las inminentes ganas de explotar, al tiempo que ella gemía y gemía cada vez más fuerte y rápido con aquel “follamee” saliendo de sus labios que me ponía a mil, con sus evidentes ganas de correrse conmigo...
   Corridas que no tardaron en llegar. Completamente rendido, acabé casi tumbado sobre su cuerpo, disfrutando de su cara mientras se corría, con mi polla entrando y saliendo de entre  sus piernas y su manita jugueteando con su chocho, provocándome un tremendo orgasmo que no pude silenciar por más que hubiera querido, muerto por las ganas de reventar en su cuerpo, de vaciar mi deseo en cada embestida final.
   Tumbados y abrazándola yo por la espalda, desnudos, descubrimos la noche arropándonos en aquella ya desierta playa.

   -“¿Me vas a enseñar las fotos?”
   Se las acerqué, sacándolas de mi mochila, provocando su enojo mientras yo me vestía debido a la poca cantidad que este día había llevado conmigo.

   -“¿Nada más?”,- se quejó mientras abrochaba su pareo.

   -“Si quieres más... gánatelas.”



Gracies ELSA, de nuevo, por tu excitante y sensual colaboración. 


4 comentarios:

  1. COSQUILLAS BARRIGA HORMIGAS ENTREPIERNA ESCALOFRIOS PECHO SUDORES ESPALDA SABORES DE COLORES... ALMA

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  2. Genial ensoñación. El que mira práctica la física teórica, la filosofía del que observa es explorarse así mismo. Posiblemente todos, alguna vez hemos sido mirones, y esa sensación es como entrar en el mundo de los calientes sueños.

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  3. Bufff tremendo a estas horas... toca ducha fría...

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  4. Esta entrada no es mía, es de Elsa...
    Todos somos Elsa por dentro, poco mas poco menos...

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