Angel González, en Oviedo dic 2007 |
para apretar como es debido un trozo de madera,
sólo nos quedaría entre las manos
un poco de tierra.
Y si tuviésemos más fuerza todavía
para presionar con toda la dureza
esa tierra, sólo nos quedaría
entre las manos un poco de agua.
Y si fuese posible aún
oprimir el agua,
ya no nos quedaría entre las manos
nada.
ANGEL GONZALEZ
No es exacto, Bruxina. A Ángel González se le nota que era de letras. No te lo creas.
ResponderEliminarUna mano abierta no es la nada.
La nada absoluta es una mano cerrada.
Estos dos versos son para tí.
A ángel - al que conocí, tengo el honor...- ya no puedo dárselos.
que lujo haberle conocido...
ResponderEliminaren fin, aquí está con nosotros, le cuidaremos como lo que era... uno delos grandes, quizás, el mejor... :)
gracies Kenit :) un gran abrazo de Bruxina